La
derrota se viste de gala. Ni ganó el oficialismo ni perdió la oposición. El
resultado es el mismo para ambas porque ni el régimen con sus 18 gobernaciones
y su mapa teñido de rojo le da mera ventaja. Su victoria es un espejismo. Su
triunfo es una ilusión. Fue la fiesta electoral más hueca y pírrica de los
últimos años. El domingo 15 de octubre perdimos todos. Aunque duela, es la gran
realidad. Pero ahora, analizar cuidadosamente ciertos puntos para avanzar es la
clave.
Debemos
empezar con minuciosa profundidad y es que el incomprensible criterio
venezolano es tan voluble como inestable. Vivimos en una eterna amnesia. Nos
encanta olvidar con facilidad y prontitud. Lunas atrás, año 2013, un líder nos
unificó y luchó hasta el cansancio y contra los pronósticos nos impulsó y nos llenó
de esperanza en que si hay un camino. Era el caballo del hipódromo. Luego fue
criticado, desechado y lanzado a la hoguera cuál hereje se tratara. Al
siguiente año, ardiente 2014, otro líder alzó su voz y gallardía, nos llenó de
fuerza y aliento, arriesgando su libertad por el despertar de un pueblo en que
si existe y es posible La Salida del Régimen. El toro de la plaza. Luego, su
destino fue el mismo que el del primer sujeto. Siguiente año, llegó el primer
oxígeno en muchos años para los venezolanos al conquistar el Reichstag criollo
y emergió de las cenizas otro líder que gozaba de la inteligencia, respaldo y
audacia para llevar las riendas del triunfo. La frase 'Aquí las cosas
cambiaron' resonaba por doquier. El Zeus del Olimpo. Él era el que necesitábamos.
Luego, el diccionario de descalificaciones se quedó corto para lo que pensaban
de éste personaje. Conclusión: la agudeza de nuestras emociones hace que
nuestro criterio sea, en su mayoría, influenciado por ellas y no por la razón.
Craso error.
Los
escenarios deben aprovecharse y los espacios no deben cederse. Después del sacrificio
y el esfuerzo, perder por 'fortfait' es algo catastrófico por eso, los
abstencionistas están cada vez más solos y desamparados. No votar y votar por
el PSUV es lo mismo. Apostar a un estallido social o una intervención
extranjera es una ruleta que no tiene freno. Todavía, después de tanto, hay
quienes siguen teniendo el pensamiento bochornoso y escuálido que conspirar
contra la unidad política es una forma de salvo conducto para evitar el
suicidio colectivo. Un “'se los dije”' en Twitterlandia puede dar un muy ligero
respiro personal pero obviamente, no es un logro político. La unidad es
necesaria pero, no es suficiente. Debe de reinventar y reorganizarse. Las
garantías deben ser distintas y las riendas de las instituciones arrodilladas
han de ser removidas inflexiblemente. La táctica y la práctica han de cambiar,
ya que los errores deben ser cada vez más minúsculos y la incongruencia en la
retórica ha de ser suprimida. Las divisiones, los intereses individuales, la
falta de un proyecto común, más allá de la salida inmediata de Maduro, las
alianzas ocultas con el poder terminan favoreciendo al oficialismo y agotando
la fe y la paciencia de un pueblo sediento de cambio y cada vez más frustrado
por la aniquilante situación.
La
unidad debe sobrevivir. El atisbo de una unidad sincera ha de materializarse cuanto
antes. Himno nacional, tienes razón: La fuerza es la unión. Debemos de
fortalecer, aún más, cueste lo que cueste los logros obtenidos. Por eso, ahora
las interrogantes son ¿qué piensan hacer, profesores, maestros, estudiantes de
bachillerato? ¿Qué piensan hacer médicos, enfermeros, bioanalistas estudiantes
de la salud?, ¿Qué piensan hacer, arquitectos, ingenieros, creadores, artistas?
¿Qué piensan hacer economistas, abogados, sociólogos, internacionalistas,
filósofos, físicos, químicos, matemáticos, biólogos?, ¿Qué piensan hacer,
caraqueños, bolivarenses, maracuchos, merideños, barinenses, venezolanos?, ¿Qué
piensan hacer, personas con manos, con pies, con aliento, con cerebro, con vida?
La unidad es tarea de todos. Si no entendemos definitivamente que el poder y el
futuro de la nación están en nuestras manos estaremos condenados al implacable
exterminio y el Armagedón será nuestro destino de llegada.
Jorge
Francisco Sambrano
@JorgeFSambrano
#RendirseNoEsUnaOpcion
Comentarios
Publicar un comentario