Un
título inusual pero un comportamiento cotidiano y exacerbado. El conformismo,
así como sus hermanas la flojera, la desidia y la mediocridad, nos tienen
prisioneros en el más insondable y obscuro hoyo del atraso. ¿Por qué somos
prisioneros del conformismo? ¿En qué momento de la historia la mayoría de los venezolanos
cayeron en su red? ¿Qué nos pasó ? ¿Cómo incentivar el apetito por el progreso
del país y vencer este obstáculo?
El
conformismo es un estado anímico presentado por una persona que exhibe un
enorme desinterés por mejorar como ser humano, como profesional y en lo
intelectual, en lo económico y en lo espiritual por mencionar ciertos aspectos.
Es la carencia total de aspiraciones por lograr algo mejor. Actualmente y no es
algo de lo que hay que enorgullecerse, muchos venezolanos pareciera que les
sustrajeron el espíritu de logro, progreso, evolución, de anhelar algo bueno
hoy, pero mejor el día de mañana. "Los lugares más oscuros del infierno
están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en épocas de crisis
moral" y creo, me temo, estamos llegando a la quinta paila.
Da
la ligera impresión de que la mayoría de los conciudadanos se acostumbró de tal
manera que ya parece un encanto. Una barbaridad incomparable, una realidad
rechazable. Nos habituamos a una inflación exageradamente alta que socava
nuestro poder adquisitivo, a importar bienes y servicios que hace unos años
producíamos, a no exigir respuesta inmediata a los gobernantes -respaldados en
la Constitución y las leyes- sobre el destino del dinero público y los recursos
que pertenecen a todos, exigirle inflexiblemente resolver los problemas graves
en materia alimentaria, de salud y seguridad que cada día que pasa agobian aún
más a la colectividad.
En
materia alimentaria, Venezuela quien no tenía nada que envidiarle a Argentina o
Uruguay porque era conocida por su prosperas tierras, está hundida en las
importaciones de todo índole. Lo que una vez producía está convertido en
desierto y olvido. Tristemente, se adoptó el conformismo como rutina. "Si
no hay que comer, como topocho licuao u ocumo con casabe. No importa", una
frase que revela el estado en el que está inmerso la mayoría de nuestros
hermanos dada las circunstancias tan devastadoras que estamos viviendo.
En
materia de salud el conformismo es el rey. La frase "quien va a un
hospital tiene riesgo a enfermarse" denota la realidad de la red
hospitalaria que está por el subsuelo y nuestros profesionales están de manos
atadas por no poder curar, prevenir o erradicar las enfermedades de sus
pacientes pero, eso es "normal". Nos parece "normal" los
casos de paludismo y desnutrición que azotan a la población, nos parece
"normal" el alto costo de las medicinas o tratamientos que muchas
veces recurrimos a la medicina de ramas y brebajes, o sencillamente hay que
conseguirlos en el mercado negro porque hasta a ese mercado nos acostumbramos.
La palabra "normal" nos destruyó a todos. Triste, cruel pero, real.
En
otro tema, el país se conformó con tener unos niveles de inseguridad sin
precedentes en la historia venezolana, mientras otras naciones como Colombia o
Singapur que en el pasado sufrieron de ese mal hoy en día lo han reducido exitosamente
en comparación con aquellas épocas. Nos parecen "normales" casi 30
mil muertes violentas cada año.
Se
podría decir que, ningún trabajador, empresario, docente, profesional o
político puede dejar una huella significativa en nuestra historia sin su
desprecio al conformismo y mucho menos sin un equipo de hombres y mujeres que
aborrezcan este flagelo y abracen el progreso, la innovación y la superación
permanente. Lamentablemente, por el conformismo de muchos venezolanos, nuestra
economía, política y sistema social están en crisis desde sus cimientos, no es
algo coyuntural, ya es algo que se ha arraigado en el tejido social de nuestro
país; conformismo en nuestros empleos, en nuestros estudios, en nuestra acción
como ciudadanos, conformismo en despertar todas las mañanas y ser indiferentes
frente al derrumbe de nuestra Venezuela, que en décadas pasadas y de reciente
data fungió como ejemplo admirable de progreso económico y social para muchos
países.
Hoy
en día participa solo un pequeño
porcentaje de ciudadanos, ya que muy pocas personas se involucran en
iniciativas para mejorar a la sociedad y contribuir a la erradicación de la
pobreza y otros males sociales que se han vuelto difíciles de eliminar mas no
imposibles de superar, pero para eso se necesita conciencia, involucrarse y la
voluntad de todos. Pareciera ser que el conformismo y otros males se apoderaron
de muchos venezolanos. Es más "honorable" surgir y avanzar como
persona "adorando" antivalores como la vida fácil, la corrupción,
despreocupándose de los problemas y esperando que vecinos, amigos, familiares o
el Estado los resuelvan por nosotros.
El
conformismo es uno de los peores enemigos del hombre y de la sociedad, atenta
contra el progreso y la evolución misma de la humanidad. Mientras no nos
escapemos de él, seguiremos en los últimos lugares del mundo como está hoy en
día nuestra economía, y muchos países del mundo nos seguirán llevando la
delantera en ese y muchos campos. "Alguien dijo una vez que lo único que
necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada"
pues, empecemos a hacer.
Jorge
Francisco Sambrano
@JorgeFSambrano
#RendirseNoEsUnaOpcion
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