Jorge Francisco Sambrano
La crisis sigue ahogando aún más. No hace falta tanta
retorica para expresar la realidad que estamos pasando los venezolanos. La situación
está tan confusa y peligrosa como la neblina pantanal. La musa ha descendido de
una forma distinta y esta vez a un tema bastante álgido y difícil de abordar.
La percepción es en definitiva subjetiva. Para algunos, lo que puede ser
blanco, para otros, no lo es tanto. Muchos han escogido un solo norte:
enfrentar a este régimen en todos sus espacios y aspectos hasta derrotarlo.
Pero, muchísimos mas, me atrevería a decir que el triple, este régimen los ha
derrotado y han escogido el camino del “exilio”. Palabra cliché que la coloco
en comillas ya que su significado ha sido distorsionado y a veces utilizado a
conveniencia.
La pequeña Venecia era, hace unas lunas atrás, el paraíso
terrenal. De oriente a occidente, de norte a sur, venían extranjeros a invertir
y a formar sus familias en nuestro país. Y Venezuela, los acogía como hijos
suyos. En la actualidad, ese punto cambio drásticamente. Son más los que se van
o tienen planes de irse a los que se quedan y da la impresión, por momentos,
que irse del país se ha convertido en una moda del siglo 21. Entendemos que la situación
está difícil, dura y “muy jodida”, no es necesario que nos expliquen el
calvario que vivimos porque lo conocemos muy bien, pero, ese entendimiento
pareciera no estar por parte de los “exiliados” hacia aquellos que nos
quedamos. Hoy en día son más los que usan las redes sociales para destruir,
fusilar y aniquilar a aquellos que hemos escogido el camino de la política para
hacer cambio en nuestro país. Qué fácil es criticar desde un teclado en
cualquier recóndito lugar en vez de respetar la fe y la esperanza que hoy mueve
las fibras de muchos.
Lo peor es que, el “exilio” les ha inyectado una
buena dosis de patriotismo acérrimo a aquellos que se marcharon definitivamente
por Maiquetía. Utilizan nuestra bandera en paredes de sus habitaciones en vez
de haberlas utilizado y hondeado en el asfalto de aquí. Más allá de ese
sentimiento ultra patriota, es la erudición divina que han adquirido desde el
extranjero. Es como si en las embajadas le dieran un magister en Política y
asuntos diplomáticos. Todos tienen en sus mentes y apuntan a una sola solución
para el caso Venezuela: EL METODO DE LA SANGRE Y LAS ARMAS. Les digo
personalmente que eso es un error garrafal apostar a esa salida porque aquí,
de hacerse una intervención militar, va a pagar con su vida el que es culpable
y quiénes no. No habrá misericordia ni contemplación para nadie así sea adepto
al régimen u oposición. Solo basta con pasearse por las páginas de la historia
sin mucha profundidad.
Quedarse no es fácil, pero irse, tampoco lo es. Se
requiere un desprendimiento total del vínculo familiar y una excelentísima
fuerza psicológica para enfrentar la soledad en un país ajeno. Respeto y admiro
a los que se han ido. Pronto volverán y tengo esperanza de que así será, pero,
me quito el sombrero por aquellos que se quedan y lucharan hasta las últimas
consecuencias para lograr más temprano que tarde vuelvan los “exiliados”. El
mensaje es fuerte y claro, ustedes han escogido su destino y nosotros el
nuestro. Dejemos a un lado la crítica destructiva y el ferviente ataque hacia
sus conciudadanos que hoy seguimos luchando. Sino, tendrán como respuesta: ¡RESPETA
MI FE!
@JorgeFSambrano
#RendirseNoEsUnaOpcion
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