“La
paz exige cuatro condiciones esenciales: verdad, justicia, amor y libertad” una
grandiosa frase de San Juan Pablo II que sintetiza lo que necesitamos para
tener paz, pero, vamos a detenernos por un momento en una de esas condiciones,
una palabra cuyo concepto se ha desintegrado en nuestro país: JUSTICIA. ¿Justicia?,
retumbó en mis pensamientos toda la semana tras tantos acontecimientos que vive
Venezuela y sufre nuestra ciudadanía actualmente y me hice la pregunta sobre
¿qué significado tiene tan hermosa palabra? La justicia es un derecho humano
fundamental que el Estado como garante del poder que le ha sido conferido por
los administrados, está en el deber de impartir. Por ello, cada nación desde la
óptica del hecho social que le da origen a sus instituciones ha interpretado de
distintas formas lo que debe entenderse por la justicia y la manera como la
misma debe ser administrada.
La
justicia NO es más que darle a cada quién lo que merece según sus actos; la
justicia está representada por una mujer, que lleva una venda en sus ojos, en
una de sus manos una balanza, demostrando qué tiene más peso y sobre todo que
es IMPARCIAL. La justicia NO DEBERIA tener manchas en un país con tantas leyes;
si recapitulamos a través de los años como ha recaído el sistema de justicia,
llegaríamos a concluir que todo ha sido culpa de una nefasta corrupción. La
corrupción es el antónimo de la justicia y ambas palabras no pueden fusionar ya
que son distintas, heterogéneas pero, ¿qué ha sucedido con estás dos palabras?
Lamento
decir que en la actualidad, la justicia en Venezuela ha sido influenciada por
la CORRUPCIÓN de los altos actores de este Narco-Estado, quitándole a esta su
imparcialidad, retirando la importancia de la presunción de inocencia, violando
flagrantemente el debido proceso pero, lo que es peor, VENDIENDOSE al mejor
postor, dejándose llevar y dominar por el apellido que lleve algún imputado, un
ejemplo notorio es el de la jueza María Lourdes Afiuni. Hay que destacar que el
sistema judicial ha sido violentado por uno de los poderes más emblemáticos de
nuestra constitución: el poder EJECUTIVO y su partido de Gobierno; un poder y
un partido que ha creído y ha hecho creer a un pueblo que es el único; se ha
encargado de que la justicia sea promiscua, dejándola atada a la corrupción. El
disfraz no se ve sólo en carnaval sino a diario, cuando muchos poderosos del
sistema rojo visten a la corrupción con la vestimenta de la justicia, dejando a
esta desnuda y confundiendo a muchos. He allí la génesis del nombre de este
artículo; no me cansaré de repetir: "El Poder Ejecutivo es empleado del
pueblo, el pueblo no puede temblar ante él, es el quien tiene que temblar ante
el pueblo, no es la justicia quien tiembla ante la corrupción, es la corrupción
quién debe temblar ante la justicia".
¿Quién
duda que el cáncer que corroe al sistema de justica haya hecho metástasis?
Basta recordar la triste frase del ex magistrado Aponte Aponte, sobre que en
Venezuela existe “una justicia de plastilina que se moldea”, o los múltiples
ejemplos que el debido proceso, piedra angular del actual COPP ha degenerado en
procesos indebidos. Preguntémonos con sinceridad: ¿Se decide con imparcialidad?
¿Hay estado de derecho? ¿Hay separación de poderes? ¿El gobierno controla las
cárceles? Si no lo hace, ¿cómo puede garantizar la seguridad y la vida de los
venezolanos en la calle? Si el aparato coercitivo del Estado no puede controlar
a los privados de libertad ¿cómo controlará a los delincuentes que andan
sueltos? ¿El miedo de ser funcionario es porque los cuerpos de seguridad no
están en capacidad de garantizar su integridad? Soy fiel creyente de que el
bien prevalece contra el mal y por eso, no culpo a los funcionarios, muchos
están atemorizados ya que ellos y sus familias son amenazados pero, el ejemplo
de Karla Moreno sigue y seguirá vigente.
El
sistema judicial es como el mecanismo de un reloj, cada pieza (institución) es
esencial para que funcione y dé la hora justa. En el proceso penal los jueces,
los fiscales y funcionarios son como las manecillas, vale decir, son el
mecanismo visible. Por eso hay que reformar de fondo el poder judicial y sus
instituciones; en materia penal, asegurar la eficiencia del sistema acusatorio
y del juicio oral y público; preservándolo de cualquier sospecha de que pueda
ser usado para castigar o favorecer a algún ciudadano por su posición u
opinión. El estado actual de la justicia criolla debe mover a la opinión
pública a buscar los correctivos para salvarla y depurarla, porque el sistema
de justicia tiene que ver con la vida, con la libertad, con la igualdad, con
los derechos humanos, con la propiedad, con el estado civil, con la
convivencia, con la sucesión, etc., vale decir, con los principios
fundamentales del hombre y su sociedad. La justicia prevalecerá y nuevamente
veremos una aurora en nuestra bandera, la corrupción será anulada, porque el
mal no dura para siempre.
*Jorge Francisco Sambrano*
@JorgeFSambrano
_*#RendirseNoEsUnaOpcion*_
Comentarios
Publicar un comentario