La
frustración nubla aún más el panorama nacional. Un aumento sin sustento es lo
que ayuda a la inflación seguir galopando como un semental pura sangre. Hoy en
día, el dinero inorgánico es cosa del pasado porque, dinero tampoco hay. Para
colmo, el anuncio de un nuevo billete en el cono monetario en más cháchara
presidencial. ¿La solución para la situación? ¡Es producción e inversión! pero,
los personajes del régimen no quieren entenderlo porque prefieren endeudar y
entregar más al país a los herederos de Mao y Lenin. Verdaderamente
inaceptable. La urgencia de la recomposición de la unidad nacional es de
extrema vitalidad. Un cambio inmediato es el clamor ciudadano pero, la
inmediatez es una ilusión. Cambiar es un trabajo arduo y con lentitud que
requiere enaltecer el compromiso de ser venezolano. Debemos corregir para
avanzar.
El
compromiso adquirido por los que hoy día somos los herederos de esa primera
generación de libertadores es infinito. Un compromiso inquebrantable de lucha
que ha de ser cumplido por cada persona sin distinción de raza o credo, edad o
estatus. Ese compromiso pasa por la responsabilidad de cada ciudadano en apoyar
a la Asamblea Nacional legitimada por más de 14 millones de venezolanos y
demandarle inflexiblemente tomar cartas en el asunto de una vez por todas para
reformular las garantías y las condiciones electorales y tratar asuntos de
interés ciudadano como la falta de alimentos y medicinas. Que se sepa que ese
compromiso desde aquí y ahora, amigos y adversarios por igual, que la antorcha
ha pasado a manos de una nueva generación de venezolanos, nacidos en esta
tierra, templados por la protesta, disciplinados por una represión cruel y
amarga, orgullosos de nuestro antiguo patrimonio, y no estaremos dispuestos a
presenciar o permitir la desintegración de los derechos constitucionales a los
que éste país se ha consagrado siempre.
Qué
sepa toda Venezuela, cada hogar en cualquier rincón, nos quiera devotamente o
nos odie acérrimamente, que por la supervivencia y el triunfo de la libertad hemos
de pagar cualquier precio, sobrellevar cualquier carga, sufrir cualquier
penalidad, acudir en apoyo de cualquier amigo y oponernos a cualquiera que
atente en su contra. Se ha de comprender que el precio de desentenderse de la
política es el ser gobernado por los peores hombres.
Empecemos,
pues, nuevamente, cada venezolano recordando en ambas partes que la civilidad
no es indicio de debilidad, y que la sinceridad puede siempre ponerse a prueba.
No negociemos nunca por temor, pero no tengamos nunca temor a negociar.
Exploremos qué problemas nos unen, en vez de insistir en los problemas que nos
dividen. Formulemos la búsqueda de la solución, por primera vez, de forma seria
y precisa, que pasa por la organización ciudadana, siendo más activos, menos
pasivos, denunciando lo que está mal y
no ser cómplice por omisión, nada más resolviendo su propia supervivencia sin
ir al problema de fondo, que es buscar un cambio de modelo económico, cambio de
gobierno para el rescate de la democracia y de la libertad sino, iremos rumbo a
la extinción.
Jorge
Francisco Sambrano
@JorgeFSambrano
#RendirseNoEsUnaOpcion
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