Jorge Francisco Sambrano
Se
ha olvidado a los que una vez lucharon a nuestro lado y eso, no tiene perdón.
Fueron desterrados de nuestros pensamientos aquéllos que otorgaron su vida por
un ideal de libertad. Los recuerdos han salido de su baúl y han tomado el
control del volante. Los sacrificios del ayer que alguna vez movieron las
cuerdas de nuestros corazones fueron
cubiertos por el polvo del olvido, han de resurgir con más fuerza para el hoy y
para el mañana. La memoria de los próceres del asfalto se ha de enaltecer con
la misma devoción que con la de los de la independencia porque su sacrificio no
fue en vano.
Tomamos
las calles por derecho, las arropamos con determinada convicción, permanecimos en
ella en resistencia y seguimos luchando contra todo pronóstico por rebelión.
Aquél inolvidable y trágico 12 de febrero, cuando la sangre divina de nuestro
tesoro jovial fue derramada por culpa de asesinas balas, nos llenó de
indignación. Fue la alarma que nos despertó del letargo y atendimos su llamado.
Día tras día noticias sangrientas llegaban sin cesar y la emoción, la euforia y
una pizca de frustración era el cóctel de sentimientos que hacia chispa en
nuestro corazón. Sin lucha no hay mañana y sin mañana, no hay futuro. Había
llegado la hora de salir y creímos en ello hasta al final. Nos defendimos de
las balas con piedras, nos cubrimos de ellas con escudos de madera pero, el
final nunca llegó. De nuevo, Morfeo nos enredó en su telaraña y de ahí, no
tuvimos salvación.
Por
años estuvimos allí, enredados batallando en contra de la costumbre y manteniendo
nuestra vida en tiempos de “revolución”. La hora, volvió a ser ahora. Llegó el
año 17 del segundo milenio y el asfalto nos volvió a convocar. Ya los motivos
sobraban y la calle con consignas, pitos y banderas volvió a resonar. Volvimos
y volvíamos y seguíamos volviendo. Era la hora y no íbamos a parar, aun cuando
el chorro sangriento fue más espeluznante y abismal. La lista de los caídos
cada vez era más extensa. Para nosotros fue insólito e indignante; para los
mercenarios de la represión era algo rutinario. El gas se condensó con las
nubes pero eso, a nuestros ideales en lo absoluto afectó. La novela luego de
meses en sintonía llegó a su final pero, lastimosamente, el mismo final.
Entre
lágrimas frustradas y una rabia inconsolable nos preguntamos mil veces ¿por qué,
por qué, por qué?, ¿que no hicimos?, ¿en qué fallamos? ¿Esta situación está
huérfana de solución? y sus respuestas, en su mayoría, fueron contestadas por
las fronteras y Maiquetía. Desgarrante, desmotivante, pero, son variables
sumadas en la fórmula para seguir. Para aquellos que tomaron el turbulento
camino político, para los que asumieron a todo su esplendor la rebelión laboral
y los que siguen formándose académicamente en está adversidad, entendieron que,
sin sacrificio NO HABRÁ LIBERTAD. Hemos decidido luchar en playas o montañas,
de oriente a occidente, de norte a sur, en contra de los autores de la crisis
para colocarlos en el sitio que la historia les tiene preparado,: el olvido.
Ellos
no podrán, y si nos la van a poner difícil, nosotros más difícil se la
pondremos a ellos. Llevaremos el tricolor como tatuaje en el alma,
enarbolaremos el estandarte de la Libertad una vez más en honor a Bassil hasta
Liderin. De Robert a Augusto, Juan Pablo, Cesita y Geraldine. La lucha del hoy
por algunos pocos valdrá la pena por la bienvenida y el mejor mañana de muchos.
Que se repita ¡Yo puedo, Tu puedes, CLARO QUE PODEMOS! y seguiremos luchando
con el compromiso más grande e importante de nuestros tiempos, porque lo que
hacemos en esta vida terrenal, resonará en la eternidad.
@JorgeFSambrano
#RendirseNoEsUnaOpcion
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